Una luna naciente se asomó en la noche serrana. La primera desde que empezara el 49º Festival Nacional de Folklore. Como pintada, se dibujó en el cielo en respuesta al llamado de un pueblo que la llamaba. Y mientras las palabras de Atahualpa Yupanqui en su “Homenaje a Don Julio Argentino Pérez” resonaban en el aire, los bailarines se preparaban para el Himno a Cosquín, para que la juventud inaugurara la 7º noche coscoína.
CANTO A DOS ORILLAS
Teresa Parodi y Liliana Herrero fueron recibidas con aplausos. Las voces vibraron en la noche, iluminando los sueños de todos los peregrinos con “Piedra y Camino” de Don Atahualpa Yupanqui. Un chamamé recorrió el viento con “Esa música” de Teresa Parodi, y “Canto Labriego” bañó de poesía el espectáculo.
“Hilos de libertad” ataron la luna al caminar de los viajantes que llegaron a Cosquín, en un encuentro de emociones bajo el cielo serrano. Liliana Herrero festejó los 25 años de Teresa Parodi desde aquel festival de 1984 en el que saliera consagrada. Uno a uno fueron presentados los músicos, que desde diferentes regiones del país traían su arte para acompañar el talento de estas artistas. Con “Arriba quemando el sol” de Violeta Parra se despidieron de un Cosquín agradecido que las aclamó. Una ovación exigió un poco más y la zamba de Yupanqui “Piedra y Camino” volvió a sonar, esta vez la dulce voz del público cantó también. De pie, y emocionado el auditorio las dijo, hasta pronto.
UNA NOCHE EMOCIONANTE
A las 23:30 hs. giró el plato y Pancho Cabral apareció en escena. El juglar riojano entonó sus coplas al viento, y su voz se elevó en la intemperie. En una valiente invitación, propuso un duelo a Mariana Carrizo. La salteña subió al escenario y desafió con sus atrevidas coplas, ante la plaza Próspero Molina, que con un fervoroso aplauso la consagró ganadora de la competencia.
Pancho Cabral, acompañado por bailarines de altísimo nivel y el trío MJC, cantó la “zambita Morena”, y fue un lujo en las tablas del Atahualpa Yupanqui. El grupo Suazi, consiguió la aprobación del público con su chaya. Y Claudia Pirán mostró su talento en la noche coscoína. Zambeó con el dúo Díaz- Herrera de San Juan, haciendo presente al cuyo argentino en el festival.
El repertorio de Claudia Pirán visitó diferentes géneros y vistió de fiesta a la 7º luna. Ante una plaza de pié que no quería dejarla ir, cantó “Honrar la vida” emocionando en el cierre de su presentación.
“La pampa es un viejo mar que navega el silencio”. La “milonga baya” inauguró el homenaje a esa región tan rica del país. Los ritmos pampeanos trajeron imágenes de paisajes lejanos, de tierras abiertas al horizonte y caminantes al viento. “Porque la libertad no es solo un lema” La Pampa es ese espacio de vida silenciosa, de canto hecho de paja brava y tiempo.
Los hermanos Carlos Orlando 'Pajarín' Saavedra y Jorge Juan 'Koki' Saavedra, guitarra, bombo y chacarera. Bailaron ante una plaza expectante, luciendo su virtuosismo en las tablas, entre colores y gracia.
Gustavo Troncoso, ganador del pre Cosquín, brindó su voz en el Escenario mayor. Desde San Juan: canto y guitarra. Las notas divagaron en el aire de una templada noche en las sierras del Valle de Punilla.
Su primera visita al Festival Nacional del Folklore terminó con una cueca, y con el recibimiento de una placa conmemorativa, en reconocimiento a su talento.
FIESTA SANTIAGUEÑA
A quince minutos de la una de la madrugada, llegó entre aplausos el dúo Coplanacu. Los changos de Santiago trajeron su música y pusieron a bailar a toda la plaza.
Las palmas se reprodujeron en las plateas, entre zapateos y zarandeos que ondeaban en la noche coscoína. La guitarra y el bombo, estuvieron acompañadas por el cuarteto de cuerdas “Magnolias” y el cuarteto de percusión “La Repercuta”. Su canto pobló la fiesta de imágenes oníricas de un santiago norteño, de carnavales y vino.
Dos veces debieron regresar al escenario, ante la determinación del público de no dejarlos ir.
FIESTA JOVEN
Fusionando estilos y ritmos, Arbolito y La Chilinga se unieron para ofrecer un espectáculo único en la noche festivalera. El ambiente se llenó de murga, candombe y carnaval.
El estilo de cada uno de los grupos logró una unión de fiesta y talento. Palmas, danzas y “La costumbre” de festejar con buena música, consiguieron la aclamación popular chacarerando con letras de lucha e igualdad social. Las diferentes influencias que los inspiran se mezclaron con un excelente resultado artístico teniendo como veredicto el reclamó por ¡una más! Para el cierre “el pibe” resonó con fuerza, y puso a saltar a la plaza en su plenitud.
El negro Gutierrez presentó al que “tiene más mañanas que ayer” Sebastián Coronel, que continuó con la fiesta de la noche. El joven llegó a Cosquín, cumpliendo un sueño, trayendo la fuerza de aquellos que luchan con esperanza por alcanzar sus metas.
La Delegación Provincial de Santiago del Estero, llegó al ritmo de “Somos nosotros”. Su danza colmó al escenario de gracia y talento, siendo los representantes de tan querida provincia. Entre pañuelos y boleadoras, se despidieron ante un público que los aplaudía fogosamente.
Paola Bernal cantó, abrigada con su bombo y su canto. Resguardada de guitarra y bandoneón, recorrió el norte con su música, entonando coplas y chacareras, acompañada por los bailarines de Ballet Oficial. En una emocionante versión de “La colina de la Vida” fue preparando el ambiente para recibir a León Gieco.
A las 3hs subió Joel Tortul, su piano engalanó una de las mejores noches de esta edición 2009 del Festival Nacional del Folklore. Su talento estuvo acompañado por Diego Ferreira, en el contrabajo y Pablo Rodríguez, en la percusión. El ganador del pre Cosquin 2005, se despidió con "Libertango" de Astor Piazzola, volviendo a desplegar su capacidad instrumental. Así en lo más alto del talento musical, el aire se llenó del grito de la muchedumbre que llama por su nombre al artista. León Gieco aparecía tras el telón y la plaza de pié lo recibía.